lunes, 20 de abril de 2015

Celebradas las XXVI JORNADAS POR LA UNIDAD CATÓLICA DE ESPAÑA


Un año más de Primavera Pascual y un año más de gozoso encuentro en Zaragoza en las Jornadas por la Unidad Católica de España, que han alcanzado ya su celebración número 26. Al término de las mismas, buena parte de los jornadistas posa en la escalinata de San Juan de los Panetes para recordar siempre este feliz acontecimiento que nos congrega cada año.
Tras la apertura de las Jornadas, lo primero fue ir al mismísimo Pilar para celebrar la Santa Misa en el Altar de la Virgen. Concelebraron 7 sacerdotes. El Padre Dallo dirigió los cantos y también participó el Padre Suárez.
En el clásico escenario del salón de actos de las nazarenas, se sucedieron las conferencias, que este año giraron en torno al tema "La Hispanidad en el 2015 Pilarista".
Fermín G. Arizcún  hizo una brillante y amena exposición sobre "Hispanidad y Catolicidad", demostrando que el culmen de la Civilización Cristiana se alcanzó en la América Hispana por obra de la Monarquía y de los misioneros.
Pablo Gasco de la Rocha prosiguió con el tema con "Así se forjó la Hispanidad", un dinámico recorrido por toda nuestra Historia patria y su proyección en el Nuevo Mundo.
Rogelio González  Orendáin disertó sobre "La conspiración contra Iberoamérica", explicando con todo lujo de detalles la pérfida actuación de la masonería para descristianizar y dominar el continente trasoceánico, con la ayuda de Inglaterra y Estados Unidos. Tendría ocasión en una segunda intervención en los foros de explicar la gesta de los cristeros mejicanos.
José Luis Díez Jiménez presentó un magnífico audiovisual exaltando la religiosidad y la grandeza de la España Católica.
Fernando Rivero San José también se apoyó en un audiovisual para explicar exquisitos detalles de la Virgen del Pilar y de su columna, que se hallan representadas incluso en la Capilla Sixtina. Esa columna, según piadosa tradición, es la misma a la que fue amarrado Nuestro Señor Jesucristo mientras recibía los crueles azotes de la flagelación.
Emilio Blanco intervino con su clásico ardor y combatividad, animándonos a todos a la lucha, al ánimo y a la esperanza.
Jaime Serrano de Quintana, haciendo las veces del Presidente ausente, Manuel de Santa Cruz, recogió las Conclusiones de las Jornadas, que serán publicadas por "Siempre p'alante", órgano difusor de las mismas.
 No se llenó el salón, pues se notan los que han cambiado de sitio en el Cuerpo Místico, desde los que rindieron su alma ante el Altísimo a los que prestan servicio misionero en América, cumpliendo en su vida lo que nosotros proclamamos en nuestros discursos. También la edad y la enfermedad, ofrecidos en oblación, dejan sentir la distancia física, que no espiritual. Y también los hay nuevos, aunque menos, y no bastan a cubrir las bajas.
Hubo sentidos recuerdos para todos y muy especialmente para Monseñor Ureña, que nos acompañó los últimos años.
El sábado por la tarde tuvo lugar la Exposición del Santísimo, con el Santo Rosario y la Bendición solemne. Predicó con unción y profundidad el Padre Francisco Suárez.
El fervor y la adoración también forman parte de estas Jornadas. La vida espiritual se multiplica y trasciende sobrenaturalmente con la oración y los sacramentos.
El domingo se celebró la Misa en San Juan de los Panetes. En ella, el solemne Juramento de defender la Unidad Católica de España, proclamada por el Presidente en funciones.
Concelebraron nuestros consiliarios con el Padre Isidoro Castellanos, castrense, que presidió y predicó sobre los descreimientos que afectan ya al interior de la Iglesia. Lo ha dicho el Papa Francisco, que hay sacerdotes que parecen funcionarios. Son los que se revisten para celebrar y luego se confunden de paisano entre la gente. Por eso es importante vestir la sotana, para dar testimonio. Y que los seglares lo agradecen y recurren a quien la lleva en momentos singulares, desde la calle al tren. Los que lo vituperan son otros sacerdotes y algunos obispos.
Se agradece mucho poder disponer de este bello templo barroco para poder celebrar dignamente.
Un característico gesto del Padre Dallo, incansable promotor y organizador, siempre pendiente del horario y de la exactitud de los tiempos. Con Jesús Ortiz, otro alma de las Jornadas, y José Luis Corral, que se atrevió a cantar un viejo Himno al Corazón de Jesús rescatado como Himno propio por el Movimiento Católico Español.
Y hasta el año que viene, si Dios quiere.







Genial

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